Un hermano, un tesoro

En memoria de mi amada Constanza.

Los hermanos tienen en común el mismo ADN, adicionalmente, se ciñen a normas similares, enfocadas en la educación, los principios y los valores de su núcleo familiar.

Es así, como, experimentan situaciones parecidas en su desarrollo; no obstante, cada uno forja su propia personalidad. Generalmente, se apoyan incondicionalmente, en cada una de las etapas de la vida. Construyen lazos fuertes de amor, amistad, lealtad y solidaridad. Tener un hermano, es garantía de poder solfear con él al compás de la vida.

En la infancia, las labores que desarrollan, son fundamentales para crear interacciones con los compañeros, lo que les permite, complementarse entre sí y reforzar sus habilidades y destrezas. En este lapso, el hermano mayor, suele asumir el papel de tutor de los otros, el cual desempañará, por el resto de su existencia.

Cuando son adolescentes, se convierten en confidentes y aliados, comparten secretos y juntos empiezan a descubrir un nuevo mundo.

Al ser adultos, y tener su propia familia, la hermandad se hace mucho más fuerte, dado que cada uno adoptará como propia, la de los demás, y así su círculo de amor crecerá, y, por lo tanto, sus redes de apoyo, se extenderán, reforzando, su sincera empatía.

Posteriormente, al llegar la vejez, propiciarán espacios para acompañarse y apoyarse, en un ambiente tan intimo y exclusivo como aquel que los acogió durante su infancia.

La partida de un hermano , nos priva, aparentemente, de un vínculo que es único , exclusivo y especial, y digo aparentemente, porque es precisamente en ese momento de inconmensurable dolor, en donde aparece la magia disfrazada de tristeza y amargura , es como una nube gris que empaña todos los sentidos;, sin embargo, de repente un día, esa nube, que antes era tan densa y oscura, empieza a cambiar de color, se vuelve casi transparente y ocurre la magia, ya que al abrir nuestros ojos, vemos claramente el resplandeciente brillo de los suyos , estamos tan cerca de nuestros hermanos, que logramos percibir su aroma, sentir como nos acarician con el viento y escuchar cómo nos susurran al oído palabras fascinantes, en un lenguaje único, uno, que solo nosotros podemos descifrar .Entonces , entendemos con júbilo infinito, que nuestro hermano nunca nos dejó , que siempre estuvo a nuestro lado, que nuestra relación sigue vigente; solamente, que ahora es más sublime y especial, y es así, como emprendemos con ellos una nueva travesía , en la cual nuestra comunicación es más fluida, ya que parte del idioma silencioso del más profundo amor.

Adicionalmente, siempre tenemos la oportunidad de reencontrarlos al recorrer sus pasos, al rescatar sus huellas, al recordarlos con gratitud y al detallar la sonrisa de cada uno de nuestros sobrinos.

También es posible volverlos inmortales siendo fieles a su ejemplo y tallando su nombre y apellido en nuestra memoria colectiva, para así, perpetuar, su invaluable legado, de generación en generación.

Cree en la conexión mágica del amor,
Crea caminos de luz que te permitan transitar entre tus recuerdos.
Cree para Crear.

Adriana Rubio Llano.