Merecer: Dicho de una persona - Hacerse digna de premio o castigo - RAE
Antes de iniciar esta lectura, te invito a responder estas preguntas, cuyas respuestas te permitirán una conexión más personal con este texto.
¿Qué reglas aprendiste en casa acerca del merecimiento?
¿Qué percepción tienes de ti mismo?
¿Qué es lo que hoy crees merecer?
Desde la niñez descubrimos las primeras nociones alusivas al merecimiento. Por medio de la interacción con nuestro núcleo y con los mensajes que recibimos por parte de nuestra familia, vamos tejiendo la base de nuestro amor propio, esa que nos lleva a sentirnos merecedores o, no de todo lo que nos acontece.
El merecimiento es primordial para lograr el bienestar emocional y para validar nuestra dignidad personal, de tal manera, éste, no puede estar sujeto a factores externos.
En definitiva, las consecuencias del merecimiento son muy diferentes en función de la óptica individual. Uno de los secretos para gozar del bienestar emocional y de relaciones interpersonales enriquecedoras se centra en encontrar el justo equilibrio entre ellos.
Es importante amarnos incondicionalmente, permitiéndonos equivocarnos y aceptarnos con ello, pero también, del mismo modo, hacernos responsables de nuestros actos.
Sentirnos merecedores y dignos de buenos resultados, no implica desentendernos del trabajo que se requiere para alcanzar lo que nos hemos propuesto, ni mucho menos subestimar el camino de otras personas.
El respeto por nosotros y por los demás no esta reñido, sino que es complementario, y sentirnos merecedores no implica restar valor al resto.
Por otro lado, pese a que el optimismo sea una buena actitud, éste no debe llevarnos a crear expectativas irreales y poco factibles. Y es que, si bien podemos esperar que el devenir de los acontecimientos nos sonría, no podemos pretender que estos sucedan siempre y a cualquier costo.
Si llegamos a tener la sensación de estar estancados, es importante investigar qué ocurre en nuestro interior para definir que nos está impidiendo avanzar y la razón por la cual no nos sentimos merecedores para así, asumir lo que nos ocurre y revertir este autosabotaje.
El merecimiento y la autoestima están directamente relacionados, de tal manera que cuando nos sabemos merecedores estamos desarrollando nuestra autoestima.
La falta de merecimiento puede detener los esfuerzos por lograr resultados positivos y estados de ánimo agradables. Es decir, sentirse indigno anula el impulso para mejorar los estados internos negativos, especialmente en personas de baja estima.
Para concluir nuestra valoración personal, es la sumatoria de nuestra autoestima y nuestro temple.
Cree que mereces todo lo que anhelas
Cree en tu capacidad para lograr lo que deseas
Crea tu recinto de merecimiento personal único e intransferible.
Cree para crear.
Adriana Rubio Llano.